
A. J. Vidgop e I. Fouxon
Una analogía del comportamiento de objetos animados e inanimados en un sistema caótico complejo.
Resumen
El caos se nos suele presentar como la ausencia de regularidades y de relaciones causa-efecto. Es decir, como un conjunto de sucesos aleatorios sin relación entre sí, no organizados en ningún sistema: se cayó un cartel, sonó el teléfono, subió el precio del oro.
La misma categoría de aleatoriedad parecería incluir el curso de la vida humana: una multitud de acontecimientos no relacionados entre sí afectan a nuestros destinos, a menudo determinándolos.
En este sentido, resulta sumamente interesante el estudio de las historias familiares judías realizado por el Instituto Am HaZikaron, que estudia los destinos de una serie de personas unidas por lazos familiares.
El análisis de las historias y destinos reconstruidos reveló una serie de violaciones de la distribución aleatoria de los hechos, lo que indicaba cierta predeterminación o determinismo parcial. Esto afectaba no sólo a los acontecimientos que les sucedían a las personas, sino también a las características y cualidades de los miembros de los clanes. Resultó que la pertenencia a uno u otro clan correlacionaba estas manifestaciones. Y a menudo los miembros de un clan estuvieron distanciados entre sí durante cientos de años.
Estas «correlaciones anormales» se manifestaron en los miembros de los grupos examinados como ciertas preferencias innatas en toda una serie de cuestiones fundamentales (tanto físicas como sociales y psicológicas) correspondientes al grupo de parentesco al que pertenecían. Lo mismo ocurría con sus destinos. Al mismo tiempo, los destinos, comportamientos y características resultaron ser únicos para los miembros de cada uno de los numerosos grupos familiares (clanes).
Esta observación se desarrolló en los principios iniciales de la «teoría de los metaclanes» que se esboza a continuación.
Dicho de otro modo, se intentó considerar a cada individuo como una partícula en el caos, y al género como un sistema complejo que une estas partículas. Tanto el sistema como las partículas, en este caso, demostraron un comportamiento no aleatorio.
Simultáneamente a la creación de la teoría de los metaclanes, el instituto construyó también un modelo físico y matemático para estudiar el comportamiento de las partículas inanimadas. Para nuestra sorpresa, resultó que el mundo inanimado también se caracteriza por ciertas preferencias inherentes. Así, resulta que todos los participantes inanimados de un sistema caótico, «tienden a elegir» una u otra «línea de vida» o trayectoria.
En particular, dentro del modelo desarrollado, la partícula exhibió una especie de estabilidad de preferencia en un entorno caótico.
Partimos de la base de que el caos es un sistema extremadamente complejo, multivalorado, pero perfectamente ordenado, que existe según sus rígidas leyes de determinismo del más alto orden y nivel. Al mismo tiempo, nuestra investigación sugiere que todos sus participantes, tanto animados como inanimados, desempeñan su papel en el mantenimiento de la viabilidad de todo el sistema y son «responsables» de su preservación, expresada en sus «preferencias estables inherentes». Al mismo tiempo, rechazando la «preferencia inherente» (que se da, naturalmente, sólo a los humanos), los participantes del caos, al perturbar el equilibrio, causan daños al macrosistema en su conjunto.
Esta observación, en particular, nos permitió construir la hipótesis de que las preferencias, presumiblemente, no sólo son una propiedad general de los objetos, sino que también forman sistemas caóticos. Al mismo tiempo, las mismas preferencias de los objetos también ordenan el caos, lo que conduce a la reducción del número de grados de libertad.
Estos hallazgos se hacen eco de los fundamentos de la filosofía judía, que habla de que la responsabilidad del destino del mundo recae sobre los hombros de cada individuo.
Ambos fenómenos se encuentran en una fase temprana de estudio.
A continuación, breves principios de la teoría de las metaclases y una breve descripción del fenómeno de la preferencia por las partículas.
La partícula y sus preferencias
Se ha construido un modelo físico y matemático de un sistema de partículas («bolas de billar») que chocan caóticamente en un espacio limitado. Se trata del sistema clásico de la física estadística, cuya consideración coherente inició Ludwig Boltzmann hace más de 100 años. Las investigaciones realizadas en este campo por el profesor Yakov Sinai han demostrado que este sistema es caótico.
Nos centramos en un sistema de un pequeño número de partículas para poder estudiar en detalle las historias de colisión de cada partícula con otras.
Las observaciones de colisiones de partículas en un intervalo de tiempo limitado han demostrado que, a pesar de la identidad completa de las partículas en masa y volumen, la historia de colisiones de cada una de ellas tiene un carácter individual. Dentro del experimento, cada partícula colisionó con mayor frecuencia con algunas partículas y con menor frecuencia con otras. *
Por ejemplo, la partícula A colisionó con la partícula B 140 veces, con la partícula C – 89 veces, y con la partícula D – sólo 28 veces. Parece una casualidad, sin embargo, continuando con las observaciones, vemos que la diferencia de números de colisiones de estas partículas sigue creciendo. Ya no parece un accidente, sino «preferencias» de las partículas. **
No importa cuánto tiempo observemos el sistema en cada intervalo de tiempo finito, vemos estas preferencias estables. ***
Así, el modelo muestra que las colisiones de las partículas entre sí en un medio caótico no significan que todas las partículas vayan a colisionar entre sí el mismo número de veces. Al contrario, cada una de las partículas tiene unas «preferencias» bastante determinadas y cada una de ellas se desplaza a lo largo de su trayectoria absolutamente única surgida de un cierto orden individual de colisiones y repulsiones con otras partículas del sistema.
Estas preferencias pueden considerarse un cierto tipo de «elección».
Esta elección está predeterminada por las condiciones iniciales (posiciones y velocidades de las partículas). La trayectoria única que sigue una partícula debido a la colisión puede denominarse condicionalmente «destino».
Breves principios de la teoría de la metaclona
Como parte de un estudio de los relatos históricos de 77 clanes judíos durante un periodo de 150 a 1800 años, se descubrió que durante el periodo de tiempo estudiado, las preferencias individuales de una parte significativa de los miembros de estos clanes se correlacionaban y correspondían con la preferencia del clan en su conjunto, y no se correlacionaban con las características culturales, políticas y geográficas del entorno. ****
Es decir, una persona (un miembro del clan judío en nuestra investigación) se comporta en el caos total de las circunstancias de la vida no por casualidad, sino en relación con el comportamiento dominante (rasgos, características, rasgos) de su clan, que se ha comportado así durante 200, 300, 500, 700 (e, interpolando, 3000) años.
En relación con esta observación, se introdujo el concepto de «metaclán».
Un metaclan es un grupo de personas que comparten un mismo ancestro y están emparentadas por ascendencia común, independientemente de la distancia de parentesco, y que comparten los mismos rasgos dominantes de parentesco que se transmiten de generación en generación. La pertenencia a un metaclan puede transmitirse por vía paterna o materna. Cada individuo pertenece simultáneamente a diferentes clanes (a través de sus antepasados), pero lo más frecuente es que pertenezca a un solo metaclan, portador del comportamiento dominante del que es portador.
El estudio ha demostrado que los rasgos dominantes de los metaclanes judíos son extremadamente estables y prácticamente inmunes al cambio. La totalidad de los rasgos dominantes refleja la esencia básica del metaclán.
Es esta esencia la que determina para los miembros del metaclán ciertas preferencias innatas en una serie de asuntos principales. Estas preferencias tienen como objetivo la máxima realización de los rasgos dominantes del metaclán.
Cabe señalar que, por regla general, la «preferencia innata» sigue siendo un factor inconsciente, mientras que el rechazo de una personalidad a realizar rasgos metacognitivos, por paradójico que parezca, se sitúa precisamente en el ámbito de lo consciente.
Por otro lado, esta esencia (un conjunto de ciertas cualidades, rasgos, características) es un reflejo de la función y la misión asignadas a este metaclan en el macrosistema.
La teoría también aborda la paradoja de la elección individual y la libertad individual, que parecen estar completamente aniquiladas.
Al tratar el problema del papel de la personalidad en la situación de elección en el concepto descrito, cabe señalar que es extremadamente raro que algún miembro del metaclan no sólo sienta, sino que también realice la función o misión del metaclan. Sin embargo, la falta de realización de esta misión no tiene prácticamente ningún efecto sobre el cumplimiento de la misión en sí.
La paradoja de esta situación es que el determinismo del propósito del metaclán se expresa precisamente en la elección inconsciente de los miembros de este metaclán para cumplir su propósito. *****
En este sentido, podemos establecer una cierta analogía con el comportamiento de las partículas inanimadas, naturalmente también «inconscientes» de sus preferencias y de su «elección».
Cabe señalar que en el caso de la personalidad, la aparente contradicción entre «predeterminación» y «libertad de elección» no es una contradicción en la existencia real de los metaclanes que hemos estudiado. Es decir, el conocido dilema binario «aceptar la misión o rechazarla» (en otras palabras, «sí o no») en el marco de la libertad de elección no es pertinente en este caso. No es pertinente casi tanto como en el caso de las partículas inanimadas.
Cabe destacar que en caso de un rechazo consciente del «camino del metaclán» (que no puede ser propio de una partícula, sino sólo de una personalidad), la existencia misma del metaclán, por regla general, cesa. Esto, de hecho, lo confirman observaciones similares sobre la personalidad individual – desde el famoso Rav Avraham I. Kook con sus puntos de vista sobre la vida espiritual del hombre, hasta A. Maslow con sus investigaciones clínicas sobre la vida espiritual del individuo. Maslow con sus estudios clínicos que confirman la afirmación de que una personalidad que deja de cumplir su meta-tarea se autodestruye, hasta acelerar literalmente el proceso de la muerte física.
Conclusión
Para terminar esta breve descripción de la investigación realizada por el Instituto Am HaZikaron en el campo de la individualidad del comportamiento en el caos, podemos extraer algunas conclusiones preliminares.
En primer lugar, resultó que tanto los objetos animados como los inanimados demostraban una peculiar estabilidad de las preferencias en el entorno caótico. Esto se manifestó en violaciones de la distribución aleatoria de los hechos.
En segundo lugar, los estudios han indicado que las preferencias de los miembros del metaclan sobre una serie de cuestiones fundamentales están determinadas por las condiciones iniciales (rasgos dominantes innatos) de forma bastante análoga a como las preferencias de una partícula en un sistema de «bolas de billar en colisión» están determinadas por las condiciones iniciales de su existencia (ubicación y velocidad).
En relación con todo lo anterior, podemos suponer que a pesar de que el caos, como tal, a primera vista nos parece un modo desordenado y asistemático, se trata (en el ejemplo presentado de sistemas complejos formados por objetos animados e inanimados) de un macrosistema ordenado, que existe según las leyes del determinismo del más alto orden y nivel.